Escuela Tigre Blanco (Pai-Hu) de las artes marciales internas de Wudang




La Escuela Internacional Pai-Hu de artes marciales chinas internas, quiere daros la bienvenida a su blog oficial.
Os invitamos a conocer el apasionante mundo de las artes marciales internas o neijia.
Desde aquí os daremos a conocer los orígenes, principios técnicos, base filosófica y actividades de nuestra escuela.
Por otro lado, deseábamos generar la posibilidad de estrechar vínculos con diferentes escuelas o artistas marciales,
ya que, como aprendimos de nuestros maestros, sólo crecemos cuando nos relacionamos.
De modo que, tanto si sois unos apasionados practicantes, como si simplemente queréis
ampliar vuestros conocimientos
(o incrementar los nuestros) considerad esta, vuestra casa.

martes, 25 de marzo de 2014

Las artes marciales, ¿son un deporte?



Hace tiempo me hice esta pregunta.
Si nos dejamos llevar por los comités olímpicos y las instituciones deportivas, está claro que son lo mismo.

Yo toda la vida hice deportes y artes marciales, pero nunca me parecieron la misma cosa. Siempre los sentí diferentes. A pesar de hacer un deporte extremo como el descenso en bicicleta (downhill o DH) en el que la adrenalina subía a niveles insospechados (y donde tuve la lesiones más graves), a pesar de que sentía una gran pasión y entrega...no puedo decir que sintiera lo mismo.

Entonces, como siempre que tengo una duda “estructural” en algún tema, voy a consultar mi gran amigo el diccionario. Un diccionario es, por definición, algo que da definiciones ;) .
Así que fui a mirar si allí había algo interesante.
Lo había.
Encontré que deporte tiene estas definiciones:
  1.  m. Actividad física ejercida como juego o competición sujeto a normas, cuya práctica supone entrenamiento y buen estado físico:
    el tenis es un deporte olímpico.
  2. Recreación, pasatiempo, generalmente al aire libre:
    le gusta hacer algo de deporte en la playa.
  3. por deporte loc. adv. Desinteresadamente, por propio gusto:
    suele decir que no trabaja por deporte.

Entonces comencé a vislumbrar por dónde la diferencia.
Palabras clave: juego, competición, recreación, pasatiempo.

Un deporte es en gran medida un pasatiempo saludable y recreativo, un juego, que cuando se vuelve profesional se torna competitivo. En ese momento dinero y premios entran en la ecuación, se vuelve un trabajo. Es obvio que al ascender a la categoría de deporte de élite, lo recreativo desaparece y es sustituido por la necesidad del logro, del resultado. Se gana en “seriedad” y se pierde en salud, porque se exprimirá al máximo la energía del cuerpo para conseguir ganar.
Otro aspecto importante en un deporte son las normas. Para igualdad y justicia para todos sus participantes, hay que establecer unas normas muy claras, algo que es totalmente lógico.

Podría afirmarse que el deporte, mientras no exageremos, es una tarea realmente edificante, mantiene nuestra salud física y mental.

¿Pero qué es un arte marcial?
Marcial viene de militar y militar viene de...vamos, de hacer guerras y machacar al enemigo. Lo de arte se entiende en un contexto de que es necesario desarrollar una habilidad hasta el máximo, no debe confundirse como una intención estética.
El objetivo primigenio de las artes marciales siempre ha sido uno y solo uno: sobrevivir.

Cuando las artes marciales se volvieron “civiles” entraron en juego otras cosas. El aspecto espiritual y la búsqueda de la longevidad llevaron a profundizar otros aspectos importantes. Al desaparecer el enemigo inmediato (otro soldado intentando cortarme la cabeza) se prestó atención a otros peligros como el desorden interior y los hábitos poco saludables.

Al fin y al cabo un arte marcial es la máxima expresión de la preocupación por la propia salud. El primer paso para mantener la salud es conservar la vida. Puede decirse que evitar que otro te mate o te mutile es una excelente medida sanitaria.

Deporte y artes marciales tienen en común que ambos mueven la sangre, el oxígeno, fortalecen músculos, huesos y tendones.
Pero, sobre todo en las disciplinas internas, se va más allá, la actividad resulta mucho más profunda que hacer aeróbicos o levantar pesas.

Una vez más, la estética queda de lado. No se buscan cuerpos bonitos, se buscan cuerpos que funcionen, ágiles, veloces y contundentes si hace falta, serenos y relajados cuando se debe. Cuerpos que sirvan a sus dueños en vez de dueños que estén al servicio de sus cuerpos, obsesionados con el espejo y las normas estéticas. Cuerpos que vivan mucho y bien, que lleven dentro de sí “la eterna primavera”.

Nunca he visto un gran maestro “cachas”...pero nadie querrá meterse con ellos. Los artistas marciales más poderosos que he conocido no serían aceptados en ninguna pasarela de modas.

La competición ha dado a luz un montón de artes marciales que creo que mejor deberían llamarse de otra forma, ya que si bien su origen es marcial, su desempeño es notoriamente deportivo.
Yo me he tomado la libertad de agruparlos en dos categorías, una, deportes de contacto, es decir los que golpean con mayor o menor contundencia, pero siempre en situaciones absolutamente controladas. Y así debe ser, sino sería un circo romano...aunque algunas se han desmadrado en aras del “show bussines”, es decir, de la recaudación y la explotación del morbo del público que poco sabe de esto y sólo quiere poner un poco de violencia en su vida para llenar su vacío existencial.
La segunda categoría agruparía lo que yo llamaría deportes de exhibición. Aquí encontramos a verdaderos “atletas marciales”, capaces de proezas inalcanzables para la mayoría de los mortales.
Es un bonito espectáculo, congrega un gran público, como lo hace el patinaje artístico o la gimnasia olímpica (que debo confesar me encantan :) )
Es mi opinión y, espero que nadie se ofenda, que como experiencia estética está genial. Como hecho marcial puro, carece de significado, a no ser que alguien crea que los artistas marciales de la antiguedad luchaban como en las películas (demasiado “wire-fu” para mi gusto, o sea, el cable
que ayuda a los actores a hacer las acrobacias)

Ciertamente hay una gran diferencia entre deporte y arte marcial, uno entrenar para ganar, el otro entrenar para sobrevivir (no solo físicamente ante un ataque, también sobrevivir al estrés, ansiedad, a nosotros mismos, etc).
La diferencia, puede que parezca sutil, pero es tremenda.
En el combate deportivo, salvo un accidente, nadie muere o es herido de gravedad. No es el objetivo, no hay institución en su sano juicio que promueva el homicidio como evento deportivo.
Pero resulta que las técnicas más efectivas y más económicas para una situación real...no podemos usarlas en un cuadrilátero. Sería una locura.

En un combate real, un error y todo puede ir de mal, a tremendamente mal.

No necesito hacer el espagat, ni dar saltos mortales para ser un gran guerrero. Sólo debo saber cuándo, cómo y dónde actuar.
Ya lo decía sifu Bruce Lee: “vencer a un oponente con una técnica compleja es señal de habilidad, vencer al mismo oponente con una técnica sencilla es síntoma de maestría”

Siempre cuento la anécdota de que mi maestro nos dijo que nos enseñaría “kung-fu para viejos”.
Mucho tiempo lo sentí como algo despectivo, pero luego entendí que nos estaba enseñando algo que podríamos usar cuando tuviésemos 80 años. El fue acróbata entre otras cosas y nunca conocí a nadie que le gustara menos las demostraciones espectaculares, las consideraba ridículas, superfluas e ineficaces.
A mi entender, por más que tengan una gran actividad física, las artes marciales se merecen el lugar de una actividad cultural, ya que implica conocimiento intelectual, filosófico, teórico y práctico y además es depositaria de una tradición y un código de conducta, cosa que lo diferencia totalmente de una actividad deportiva, que, no se me malentienda, son absolutamente positivas todas.

Pero yo me pliego a la corriente cada vez más numerosa de docentes y practicantes que intentan, en algunos caso volver y en otros simplemente no apartarse del objetivo inicial del arte marcial.

A mi humilde modo de ver los objetivos de cualquier arte marcial son (o deberían ser): supervivencia, salud, longevidad y madurez interior.
Si alguna de estas no se cumple, tendré que revisar mi práctica.

Si lo que entreno no me sirve para defenderme, no mejora mi salud y no me vuelve una mejor persona...es que o lo estoy practicando mal, o me he equivocado de disciplina.

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