Escuela Tigre Blanco (Pai-Hu) de las artes marciales internas de Wudang




La Escuela Internacional Pai-Hu de artes marciales chinas internas, quiere daros la bienvenida a su blog oficial.
Os invitamos a conocer el apasionante mundo de las artes marciales internas o neijia.
Desde aquí os daremos a conocer los orígenes, principios técnicos, base filosófica y actividades de nuestra escuela.
Por otro lado, deseábamos generar la posibilidad de estrechar vínculos con diferentes escuelas o artistas marciales,
ya que, como aprendimos de nuestros maestros, sólo crecemos cuando nos relacionamos.
De modo que, tanto si sois unos apasionados practicantes, como si simplemente queréis
ampliar vuestros conocimientos
(o incrementar los nuestros) considerad esta, vuestra casa.

jueves, 23 de junio de 2011

Los pilares de la práctica del Pai-Hu


Nuestra escuela tiene una estructura muy concreta, tanto en su enseñanza, como en su aprendizaje. Estos principios, a los que llamamos “pilares”, no tratan de ser una cárcel para el espíritu, sino más bien de actuar como cimientos para, a partir de ellos, edificar correctamente nuestra práctica. Deberíamos pensar en ellos como las columnas del templo: por sí solas no crean un edificio, pero sin ellas, el tejado caería sobre nuestras cabezas.

Démosles una rápida mirada



Fortalecer el cuerpo

Sin una buena base física no podemos realizar tarea alguna en la vida. Su nuestros músculos, articulaciones, tendones y huesos no están en condiciones, no podremos sacar de nuestra práctica todo el provecho. Los ejercicios especiales de la escuela interna se han transmitido durante siglos para alcanzar un equilibrio en el que nuestro cuerpo se vigorize con un mínimo desgaste. Los antiguos decían que como teníamos los latidos contados, había que administrarlos. La fortaleza que sólo dura unos pocos años y luego rápidamente muda en decadencia no es lo que buscamos. Un físico elástico, fuerte y relajado es ideal para vivir muchos años de calidad.



Cosechar y mover la energía

Los ejercicios, secuencias de movimientos y técnicas de cualquier escuela interna activan la energía vital, llamada Chi o Qi. Esta energía proviene naturalmente del universo y nosotros participamos de ella. Con los ejercicios Chi-Kung o Qi-gong aprendemos a concientizar, cosechar y mover esta energía para obtener un equilibrio interior, tanto a nivel de salud física como mental. Según los antiguos textos de medicina china, la enfermedad no es más que un desequilibrio del Chi. El restablecimiento de este equilibrio produce personas más saludables y menos estresadas.



Calmar la mente, pulir el espíritu

Con la práctica vamos dominando nuestro cuerpo de una forma que nunca habíamos pensado. Eso se debe a que se hace siguiendo principios no agresivos que buscan la armonía. La profunda concentración que nos exige la práctica va educando nuestra mente, volviéndola receptiva y serena. Los pensamientos dejan de llevarnos de aquí para allá. La mente se calma, las decisiones de la vida diaria se vuelven más fáciles, lo que antes nos resultaba engorroso y difícil, ahora lo vemos con claridad. El beneficio es inmenso.

Al mismo tiempo nuestro espíritu se va puliendo como el herrero pule una espada hasta volverla perfecta, incisiva, decidida. Empezamos a armonizar con el mundo simplemente porque armonizamos con nosotros mismos. Creamos de nosotros, mejores personas.



La aplicación marcial

En la aplicación marcial está el resumen del espíritu del Pai-Hu.

Sin aplicación, todo queda en una simple gimnasia. Si bien los practicantes de Pai-Hu pueden optar por obtener beneficios de uno o varios de los pilares del la enseñanza, siempre se recomienda practicar algo de la marcialidad. Porque durante el proceso de aplicación de una técnica con fines de autodefensa, entran en juego decenas de factores beneficiosos.

Nuestra mente y nuestro cuerpo responden a una situación similar a la de un ataque real. Probamos muchas cosas: coordinación, velocidad, serenidad mental, respiración. Obtenemos en segundos lo que de otra manera nos llevaría horas. Esto agilita enormemente nuestro progreso.

Además otorga un extra de serenidad acostumbrándonos a resolver rápidamente situaciones difíciles. Y aunque nunca utilicemos esas técnicas en la vida real (cosa que deseamos de corazón), los principios de coraje, intuición y humildad se fortalecen, reflejándose positivamente en nuestro día a día.

Alumno avanzado de Pai-Hu, en la postura del "látigo sencillo"

lunes, 6 de junio de 2011

Escuela "Tigre Blanco" (Pai-Hu) de las artes marciales internas de Wudang

Wudang Pai-Hu (Tigre Blanco de Wudang) , es una escuela de artes marciales que se dedica a la enseñanza y difusión de las llamadas "artes marciales internas" o neijia, procedentes del Templo de Wudang (China).

Agrupa las disciplinas marciales comúnmente asociadas a la cultura taoísta, tales como tai-chi-chuan (popularmente conocido como “taichi), baguazang, bajiquan, xingxiquan, chin-na, etc.

El practicante de pai-hu puede estudiar una o varias de estas antiguas artes, de esa forma, al beber de varias fuentes, su conocimiento técnico se enriquece y su criterio se amplía.


Unos de los aspectos característcos del pai-hu es el respeto por el carácter tradicional y la fidelidad a los valores que acompañaron desde el principio de su creación a las artes marciales internas.


Nuestra escuela descarta las modernizaciones que han mutilado algunas artes marciales con el fin de volverlas más accesibles a las masas.


Pero tradición no significa haberse quedado atrás en las formas didácticas. La docencia es un delicado arte que requiere un alto sentido de la responsabilidad, además de conocimiento, vocación y, claro está, un gran talento para comunicarse con el alumno, detectar sus necesidades y evaluar sus progresos.


Podemos afirmar que el pai-hu es un estilo de enseñanza que desarrolla una actitud, tanto para el combate en sí, como para la vida diaria. Esta actitud es la que encarrila nuestra capacidad física y técnica. Se busca que cada individuo utilice sabiamente las estructuras del aprendizaje, pero sin encadenarse a ellas. Entonces sale a luz un arte vivo y dinámico, sereno o rápido, suave o fuerte, según haga falta. Un arte marcial que se adapta a las circunstancias en vez de intentar doblegarlas.
Esta armonía se va profundizando, llega a nuestra mente y a nuestro espíritu.
Nuestra salud física y psíquica se fortalecen notablemente.


Con la práctica viene la evolución, convirtiéndose en algo más que un estricto arte guerrero. Un día cualquiera descubrimos que hemos conseguido hacernos con una poderosa herramienta con la que enfrentarnos al mundo y sus vicisitudes.